Buscando trufa silvestre con Alberto Pascual, recolector Laumont con más de 30 años de confianza

Buscando trufa silvestre con Alberto Pascual, recolector Laumont con más de 30 años de confianza

Alberto Pascual lleva más de 25 años buscando trufas silvestres en Soria y sus alrededores. Para él, este oficio es mucho más que un trabajo: es una vocación que heredó de su padre y una forma de vida que valora por la libertad de trabajar en la naturaleza.

En esta entrevista, Alberto nos habla de los secretos para encontrar este preciado hongo, la importancia de contar con un buen perro, como su fiel Rudy, y los desafíos que plantea el cambio climático. A pesar de la disminución de la producción, su pasión por el monte y la trufa sigue intacta, manteniendo su confianza en un oficio que ha sido su vida.

(Si lo prefieres, puedes ver la entrevista en vídeo haciendo clic aquí)

¿A qué te dedicas y cuánto tiempo llevas en el mundo de la trufa silvestre?

Yo soy Alberto Pascual. Me dedico al mundo de la trufa silvestre desde hace unos 27 años en la provincia de Soria y alrededores, por ejemplo, ahora que estamos en la provincia de Zaragoza.

¿Cómo empezó tu afición por buscar trufas?

Yo me aficioné de pequeño porque con mi padre venía para las vacaciones de Navidad. Siempre le acompañaba una semana, venía con él y me gustaba mucho, pero me puse en serio a partir del año 95, que sí que ya me dediqué a la trufa, al principio con él y después ya en solitario.

¿Qué te atrae de este trabajo frente a otras profesiones?

Yo he probado a trabajar en una empresa, en una oficina, pero a mí me gusta estar en el monte, estar trabajando al aire libre, con sus pros y sus contras. Me gusta estar más libre y más a mi aire. La libertad que tienes para decidir hoy voy aquí, hoy voy allá... libertad y responsabilidad, porque también tienes que ser responsable. Si no, no podrías dedicarte a esto. Tienes que ser responsable y decir "hoy voy aquí", pero tengo que ir y seguir todo el terreno, haga frío, haga calor, llueva (bueno, si llueve, menos), pero tienes que adaptarte a la climatología.

¿Qué tipo de terreno y árboles son los mejores para encontrar trufas?

La zona, desde luego, tiene que tener carrascas o robles. Siempre buscas a ver si hay quemados o no hay quemados y entonces ya, con el perro, él se dedica a investigar si hay o no hay. Pero sobre todo que haya carrascas y robles, y un terreno apropiado. También la composición del suelo es muy importante, pero cuando pasas con el perro, él ya te dice si hay o no hay, eso no falla.

Háblanos un poco de tu perro, ¿qué características tiene?

Bueno, Rudy en concreto es un perro muy bueno. La verdad es que es un perro muy bueno, es trabajador, tiene muy buen olfato, le gusta trabajar. Es que no se cansa, es un perro fuerte, que a mí me interesa. La trufa silvestre es muy diferente a la trufa de cultivo, porque yo tengo que ir por el monte, el monte es muy grande. Estamos hablando a lo mejor de 500.000 hectáreas que tienes que recorrer, de un lado a otro, caminando todo el día por la montaña, como hemos visto, hay que subir y bajar. En cambio, en las plantaciones, es más tranquilo el buscarlas. Este perro es que no para, habéis visto, él busca, busca, busca y es muy trabajador. Además, es obediente, y sobre todo aquí, en la silvestre, que no se vayan detrás de los corzos. Porque si tenemos un corzo cerca y el perro se va con el corzo y se está media hora, tres cuartos o una hora, viene cansadísimo, ya no trabaja y ya no sirve. Ya no hacemos nada.

¿Cómo organizas tu temporada de búsqueda de trufas?

Aquí en Soria está acotado desde el 1 de diciembre hasta el 15 de marzo. Entonces, yo durante ese período, pues voy saliendo si puedo cada día. Tengo varios sitios donde ir, varios montes arrendados, y entonces cada día voy a un monte. Los voy combinando y, depende, si hay uno que este año tiene más producción, pues voy más a menudo. Si otro tiene menos producción, pues a ese voy cada 15 días o cada 10, depende. A mí me gusta ir por la mañana porque el perro está descansado y estamos todos descansados y vamos bien. Después, cuando acabas, ya vuelves, estás con la familia y ya está. A mí me gusta ir por la mañana, hay gente que prefiere por la tarde, pero eso depende de cada uno. También hace más frío por la mañana.

¿Por qué te gusta más la trufa silvestre que la de cultivo?

Yo me he dedicado siempre a la trufa silvestre y me gusta, me gusta pues el tema de ir por el monte. Pues bueno, porque lo he vivido toda la vida así y aparte, pues no sé, es la gracia que tiene. A mí me gusta el mundo silvestre, me gusta más que el cultivo. Quizás al final acabe en el cultivo, que no lo sé, pero de momento sigo con el silvestre.

¿Ha cambiado la producción de trufas silvestres en los últimos años?

La recolección más o menos es parecida, lo que pasa es que ha bajado muchísimo la producción. Antes encontrabas trufas en muchos sitios que ahora vas y ya no encuentras, ya está muerto, ya no queda ninguna.

¿Cómo ves el futuro de la trufa silvestre? 

Yo el futuro lo veo muy complicado, complicado porque venimos con unos veranos secos y calurosos, y esto influye muy negativamente en la producción de las trufas. Las truferas lo acusan, se dejan de producir y no sé, yo lo veo muy, muy complicado.

Una vez que encuentras las trufas, ¿cómo las conservas y las vendes?

Yo ahora llego a casa, las trufas las pongo en una cámara frigorífica para que estén a la temperatura adecuada. Entonces, a mitad de semana o cuando sea, las envío por una agencia de viaje por frío a Laumont y entonces ya les llegan por la mañana o cuando sea, y ya está.

¿Cuál es tu relación con Laumont?

Bueno, mi relación empezó ya con mi padre hace muchos años, cuando José María de Laumont era joven. Después, como toda la vida hemos tratado con él, le hemos vendido las trufas, pues he continuado hasta el día de hoy. Yo con Laumont tenemos mucha confianza, es una confianza de tantos años. A mí me da, como recolector, la tranquilidad de que las trufas que encuentre las enviaré y seguro que ellos me las van a valorar al mejor precio posible y por eso estoy tranquilo y contento con ellos. No cambio. Aquí hay empresas que te dicen "Oye, ¿por qué no me las vendes a mí?". Y yo: "Oye, que no, porque yo estoy con Laumont, estoy bien y no he cambiado".

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